La semana pasada el Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca Fernando Mattos compareció ante la Comisión Permanente del Parlamento para dar cuenta del impacto económico que viene generando la sequía en el sector agropecuario; así como también para dar cuenta de las diversas medidas que desde el MGAP se vienen implementando en el marco de la emergencia agropecuaria.
En ese sentido, desde la Federación Rural si bien se destacó la importancia de las distintas acciones adoptadas en apoyo al productor, también se advirtió sobre la demora en que las mismas lleguen al productor debido a la burocracia estatal. “Es el gran escollo y a la vez es el gran desafío a atender hoy. Las cosas van lentas, se demoran en resolver, y es lo que hoy está preocupando más al productor”; reconoció el presidente de la gremial Martín Uría en diálogo con “PROCAMPO”.
“Las medidas que se vienen tomando van en el sentido general que los productores nos han transmitido que necesitan y que nosotros nos hemos encargado de transmitir al gobierno. Lo que sí nos estamos pechando es con la burocracia del Estado, muchos productores nos están llamando para decirnos que están inscritos en el MGAP, que no los llaman del banco, que necesitan comprar ración o pagar la máquina que contrataron para limpiar algún pozo. Entonces, es verdad que se están visualizando los problemas y se están tomando las medidas, pero después nos topamos con la burocracia del banco, del Estado. Necesitamos solucionar rápidamente eso para que el productor pueda acceder a esas medidas”; señaló.
Respecto a las pérdidas económicas que está generando la sequía en el sector, y que el MGAP estima hasta el momento en unos US$ 1175 millones, Uría afirmó que la cifra “refleja la importancia del sector, sobre todo porque es un montón de dinero deja de circular, ya que hay menos kilos para animales para faena, menos kilos de animales para cargar, menos litros de leche para transportar, menos demanda por transporte para granos y todo eso junto al derrame que genera”. No obstante, también pidió considerar la pérdida de capital que debe afrontar el productor para poder seguir manteniendo su estructura productiva.
“Está bueno que se le pongan números a la seca pero falta esa parte que no es fácil darle un valor, que es esa pérdida que tiene el productor en sus ingresos y que era lo que le permitiría poder tener gastos o cubrir su necesidad de vida por los próximos 6 o 7 meses. Por ejemplo, un productor que compró hace dos años un ternero a US$ 450, hoy lo está vendiendo a US$ 530 con suerte, entonces estuvo un año y medio o dos con ese ternero dentro del campo consumiendo pasturas e insumos para venderlo casi que por la misma plata. Y ese productor si tiene la necesidad de generar algún gasto en el futuro no lo puede hacer sobre ganancia y sí lo tiene que hacer despojándose de capital. Eso explica la necesidad de financiación que tiene el productor en el corto plazo”; explicó el dirigente ruralista.