La iniciativa se enmarca dentro de una hoja de ruta establecida por la Cartera para el desarrollo de innovaciones en la construcción de viviendas apelando a la lana de oveja y a los deshechos agropecuarios. El subsecretario del MVOT, Tabaré Hackenbruch, destacó en “PROCAMPO” que dicha iniciativa se enmarca apuntando a la sustentabilidad en los métodos de construcción mediante sistemas constructivos no tradicionales. “A nivel del mundo, la vivienda, los sistemas, los elementos que forman parte de la construcción tradicional como el hierro, el acero, el portland, la arena, el pedregullo, generan una huella de carbono muy fuerte, tienen un impacto ambiental muy fuerte y entonces tenemos que ir complementando y sustituyendo en todo lo que se pueda a esos materiales por otros más naturales. Para el año 2060 la cantidad de metros cuadrados en el mundo se va a duplicar, la cantidad de metros cuadrados construidos y de urbanizaciones también, y es necesario ir yendo hacia formas constructivas que sean más amigables con el medioambiente”; explicó.
En ese sentido, una de los proyectos en los que se viene trabajando junto al Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), la Fundación para la innovación Latitud y la Lanera “Tops Fray Marcos” -instalada en Paraje Buschental, cercano a Libertad- apunta a utilizar la lana de oveja como aislante térmico y acústico en las construcciones de vivienda.
“Hoy la industria textil solamente trabaja con una lana muy fina y las lanas gruesas prácticamente se estaban enterrando o quemando, generando esto un tema desde el punto de vista económico y ambiental. En ese sentido, “Tops Fray Marcos” y Latitud empezaron a hacer estudios para la utilización de esa materia prima para generar lo que son sustitutos a la lana de roca y la lana de vidrio. Ambos productos son muy contaminantes y además son producidos con materia que es importada, o sea que en este caso el poder ir sustituyendo paulatinamente lo que tiene que ver con la aislación térmica y acústica con lana de oveja, con fibra natural, sería realmente ganar en todo sentido. Primero, porque estamos utilizando un producto natural cuya huella de dióxido de carbono es muy baja o prácticamente nula. Por otro lado, estamos utilizando materia prima 100% nacional y ni que hablar que también estamos colaborando con los productores rurales que hoy por hoy no están encontrando una salida a esa lana. Creemos que es una muy buena oportunidad para ir generando esos cambios ambientales para que nuestro país pueda cumplir con los compromisos internacionales a los que se ha comprometido, pero también generando una sustentabilidad que haga posible a las futuras generaciones poder tener mejor calidad de vida”; señaló el jerarca.
Según Hackenbruch, el proyecto ya cerró los estudios en cuanto a la conductividad calórica, la aislación térmica y la transmisión de insonorización y hoy está “en estado de prueba” sobre alternativas para proteger a la lana de determinados insectos (polillas, etc.); estimando que en el correr de este año ya se estarían haciendo las primeras pruebas en algunas construcciones para ya el año que viene tener los estudios técnicos que permitan avalar definitivamente la utilización de este tipo de producto.
