Martes, 08 Abril 2025 10:50

El picudo rojo arrasa con las palmeras y cambia el paisaje de las ciudades

Unas 200 palmeras de San José de Mayo están recibiendo tratamiento en un esfuerzo para protegerlas por su valor patrimonial. El Ing. Agr. Diego Barboza, asesor de la Intendencia, lamentó que “la mayoría del resto de las palmeras se van a perder”.

El picudo rojo, un insecto originario del sudeste asiático, se ha convertido en una plaga que afecta seriamente a las palmeras en distintas zonas del país, especialmente en el sur. Las larvas de este insecto perforan los troncos de las palmeras, debilitándolas y provocando su deterioro progresivo. En San José y otros departamentos, su presencia está generando cambios visibles en el paisaje urbano.

El ingeniero agrónomo Diego Barboza, asesor de la Intendencia de San José, explicó que se están aplicando tratamientos en unas 200 palmeras dentro de la ciudad, elegidas por su valor patrimonial. Estas intervenciones se realizan en lugares como las avenidas Aparicio Saravia, Manuel D. Rodríguez y en el Parque Rodó. No obstante, advirtió que los tratamientos no siempre resultan efectivos y algunas palmeras ya tratadas igualmente se han perdido.

Entrevistado en el programa Según como se mire de Radio 41, Barboza señaló que la mayoría de las palmeras ubicadas fuera de estas zonas no están recibiendo tratamiento, y la mayoría de ellas se van a perder debido al avance de la plaga. Según indicó, en muchos casos será necesario retirar los ejemplares afectados, una tarea que requiere maquinaria especializada.

Más allá del impacto visual o ornamental, el ingeniero expresó preocupación por la aparición del picudo en especies nativas como las palmeras Pindó y Butiá. Esto representa un riesgo para ecosistemas naturales importantes.

Barboza insistió en que una solución sostenible dependerá de la continuidad de los tratamientos en el tiempo, lo que implica un esfuerzo económico a largo plazo.

El avance del picudo rojo plantea un desafío tanto ambiental como logístico. Si bien existen herramientas para mitigar sus efectos, la situación requiere planificación, recursos y coordinación entre organismos públicos para preservar tanto el patrimonio vegetal urbano como los ecosistemas afectados.