El hecho ocurrió el pasado 29 de marzo en la ciudad china de Suzhóu, y quedó registrado por una cámara de vigilancia.
Según medios locales, el operario trabajaba en la colocación de una valla publicitaria en un edificio, razón por la que se encontraba sobre un andamio a unos ocho metros de altura. Repentinamente, esta estructura se vino abajo, y el obrero quedó sin apoyo alguno, agarrándose de un pretil.
Ante la apremiante situación, algunos transeúntes intentaron rearmar el andamio, y una mujer, propietaria de una cafetería vecina, colocó almohadones en el suelo en previsión de una caída que se veía como inevitable.
Sin embargo, cuando el trabajador ya no pudo sostenerse, entró en acción Wu Qiang, marido de la mencionada comerciante y experto en artes marciales.